Soneto I
Matilde,
nombre de planta o piedra o vino,
de
lo que nace de la tierra y dura,
palabra
en cuyo crecimiento amanece,
en
cuyo estío estalla la luz de los limones.
En
ese nombre corren navíos de madera
rodeados
por enjambres de fuego azul marino,
y
esas letras son el agua de un río
que
desemboca en mi corazón calcinado.
Oh
nombre descubierto bajo una enredadera
como
la puerta de un túnel desconocido
que
comunica con la fragancia del mundo!
Oh
invádeme con tu boca abrasadora,
indágame,
si quieres, con tus ojos nocturnos,
pero
en tu nombre déjame navegar y dormir.
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